Cuando el dolor y el sufrimiento han sido liberados se siente una inmensa tranquilidad que va acompañada de llanto, y esto es porque toda una vida se cubrió el dolor con caretas que deben ser destruidas. El llanto purifica y deja salir el dolor que hay dentro de nosotros. El niño herido es curado al ser acogido compasivamente. Después solo hay equilibrio emocional.
Deseo que este espacio sirva para compartir experiencias, contenidos, ideas y comentarios en torno a temas relacionados con el conocimiento de nuestro YO Profundo, que es la base de todo conocimiento, incluso el de Dios. Además quiero compartir experiencias en torno a las actividades pastorales en las que participo: la pastoral carcelaria, la pastoral con las pandillas escolares y la animación de Comunidades Eclesiales de Base.
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