“¿Quién soy yo? Bueno, eso depende de dónde me encuentro. Cuando estoy con mi barrio, soy una rata. Cuando estoy con las jermas, soy un jugador ciento por ciento. Cuando estoy en la Iglesia con mi abuelita, soy un joven bueno. Entonces supongo que puedo decir que soy según donde estoy”
Earl, 18 años.
¿ERES TÚ SOLAMENTE LO QUE DICEN QUE ERES?
Cuando vamos creciendo, vamos recibiendo constantemente mensajes de quiénes somos nosotros. Si escuchas a las personas decir que eres un delincuente o un bueno para nada, probablemente empezarás a creerlo. ¿Pero es eso realmente lo que tú eres?
“Por un largo tiempo no sabía quién era yo. Quería que la gente me quisiera y entonces yo hacía lo que pensaba que ellos querían. Actuaba de diferentes maneras para ser aceptado aunque hiciera cosas que yo sabía que eran malas o plenamente estúpidas. Siempre era yo el que robaba los cigarros o cervezas si no teníamos plata. Me metía en un montón de problemas por otras personas y eso me hacía sentir peor acerca de quién era yo. En este punto de mi vida me sentí como un verdadero idiota. Me tomó un montón de tiempo darme cuenta de que yo era tan bueno como cualquier persona. Una vez que descifré eso, dejaron de engañarme tan fácilmente. Ya no intenté agradar a las personas. No lo necesitaba porque empecé a interesarme más por mí. Mientras más conocía mi verdadero yo, más me interesaba por mi mismo y ya no hacía tantas tonterías” (Richard, 19 años)
¿CUÁL ES TU PAPEL?
No es siempre fácil saber quiénes somos. Realmente es tu trabajo descifrarlo. Algunas veces confundimos los roles que asumimos con quienes somos nosotros realmente. Tal vez tengas la reputación de atleta, de drogo, de parador, de positivo o de mujeriego. Tal vez hayas estado jugando ese papel, o hayas estado llevando esa máscara por tanto tiempo que sientes como si ese fueras tú realmente.
Tal vez estés pensando, “¿Cuál papel? ¿Ese soy yo?” Toma un minuto y piensa bien acerca de esto. Digamos que un papel o rol es como tú te comportas con otras personas porque quieres encajar en su grupo o porque esa es la manera como tú te has comportado desde que tienes uso de razón. Tal vez optamos por asumir roles debido a las cosas que pasan en nuestras familias como la violencia o el alcoholismo.
Tal vez personifiquemos a un yo falso que es rudo, insensible o cruel para sentirnos protegidos. Después de un tiempo es fácil para nosotros creer que ese yo falso es quienes somos realmente.
Algunas personas se identifican con un rol o máscara porque sienten que no hay nada más. Pero existe un peligro si seguimos viviendo de esa manera. Si piensas de ti mismo como un pandillero, tú vas a vivir de esa manera. La violencia, robo y venganza pueden empezar a sentirse como parte de tu naturaleza, pero no lo son.
FASES EMOCIONALES, ¿ES ESTO PARA SIEMPRE?
“Yo siempre paraba molesto, molesto, molesto, molesto todo el tiempo. Era un colérico de M… Si me mirabas mal ya estaba encima de ti golpeándote. Paraba tan colérico que pensaba que no había nada más que eso. Para mi, estar molesto la mayor parte de mi vida, era ser yo mismo. Después aprendí que había algo más que mi cólera. Vi que la cólera era solamente una parte de quien yo realmente era. Mientras más conectado me sentía a mi verdadero YO, más calmado me sentía. Tan sólo recordar que yo era superior a mi cólera, me ayudaba a calmarme. Veía cómo la cólera venía y se iba, pero el verdadero YO siempre estaba ahí” (Ron, 18 años).
¿Eres como Ron? ¿Te sientes casi todo el tiempo colérico? ¿Piensas que ese eres realmente tú? o ¿Has estado realmente sintiéndote depresivo o triste al punto que empieza a moldearse tu manera de ver al mundo y de verte a ti mismo?
¿SOY YO MÁS QUE MIS ACCIONES?
Habría que preguntarnos si es que alguien en el mundo ha nacido como una persona mala, o si las personas que se ven involucradas en acciones terribles como crímenes son seres humanos malos. La respuesta es NO. Primero es importante entender la diferencia entre ¿Quién eres tú? Y ¿Qué es lo que haces? Esto puede ser engañoso porque pareciera que hubiera una interrelación entre ellos.
Nos han enseñado a mirar nuestro comportamiento para descifrar quiénes somos: “Yo debo ser un perdedor o un fracasado porque nada de lo que trato de hacer funciona”; “Yo debo de ser una amargada porque grito y carajeo a todo el mundo” Trata de mantener separadas ambas cosas (conducta – quién eres de verdad) Ser y hacer son dos cosas diferentes. No interesa qué tan malo sea lo que has hecho, ese no es quien eres tú realmente. Vamos a suponer que robaste un celular, ¿Te hizo eso un ladrón? Absolutamente no, porque dentro de ti hay un poder y una sabiduría que existe no importa lo que pase. Dentro de ti esta tu verdadero YO.
Sin embargo hay algo que necesita ser plenamente entendido antes de continuar. Tú eres responsable por tus acciones. Si tú dañas o hieres a alguien, es tu decisión. Tú eres responsable por ese comportamiento.
TUS BONDADES BÁSICAS
Todos nacemos llenos de bondad. Cuando somos tratados de una manera adecuada, es decir con amor y respeto, es más fácil que nos mantengamos conectados con nuestros sentimientos básicos; en cambio cuando nos hieren, ignoran y nos faltan el respeto, terminamos haciendo cosas para sobrevivir.
Hacemos cosas para llamar la atención, obtener ayuda o tener las cosas que queremos. Algunas de esas cosas que hacemos no son tan agradables. Puede parecer como si nuestra bondad no estuviera presente, pero en el fondo ella esta ahí. No importa cuántas veces la hayas fregado, hayas dañado a alguien o te hayan dañado a ti, tu bondad no puede ser borrada, es permanente y real.
EL YO VERDADERO
Hay algo profundo dentro de ti que es el verdadero “YO”. Otros nombres para el Yo verdadero son el YO mayor, el YO profundo. Para entender de qué estamos hablando piensa en la vez en que te sentiste verdaderamente conectado a quien eres tu realmente, a tu YO profundo. Estamos hablando de algo más cierto y verdadero que cualquiera de las máscaras o emociones que hayas usado o personificado. Tal vez fue la vez en que te enamoraste, o cuando hiciste algo bueno por alguien, o cuando viste un amanecer. Cualquiera que haya sido la circunstancia, tuviste un sentido de tu verdadero Yo.
ENFOCANDO EL CENTRO DEL YO INTERIOR
Tal vez te digas a ti mismo: “nunca me sentí de esa manera” o “nunca me sentí lleno de paz y de poder”. Eso es porque es más fácil desconectarte de tu YO profundo. Mediante el enfoque hacia ti mismo vas a estar conectado a un tipo de poder y sabiduría que ningún rol o careta te van a dar alguna vez. La bondad del YO profundo es permanente. Debido a que ese centro de tu YO profundo es sabio, paciente, bueno, creativo, amoroso nunca te va a llevar a la dirección equivocada, pero esto siempre y cuando te encuentres receptivo a escucharlo. No depende de lo que otros piensan. Es más profundo que eso. Esta libre del ruido que a veces nosotros escuchamos cuando tomamos decisiones; esta libre del dinero y del consumismo que nosotros vivimos. Es nuestra verdadera fuente de poder y de control de nuestras vidas.
¿QUÉ ES LO QUE HAY EN EL CENTRO? ERES TÚ.
En medio del cuadro anterior se encuentra el YO profundo. Este es el verdadero “TU” (sabio, amoroso, paciente, creativo, bondadoso, puro). Eso nunca cambia y no puede ser destruido. Lo que se encuentra afuera son las emociones, caretas, creencias y herencia cultural con los que nosotros algunas veces nos involucramos; esto no es permanente. Tal vez uses droga ahora, pero probablemente en un año ya no lo hagas; hoy es posible que te guste intimidar a los demás, pero mañana puedes decidir no hacerlo.
ENCONTRÁNDOTE A TI MISMO EN LA TORMENTA
Algunas veces nos desubicamos y nos perdemos. Empezamos a actuar de diferentes maneras para cubrir el verdadero poder y bondad del YO profundo. Aunque hayamos caído en lo más bajo, el YO profundo permanece tan bueno, puro y honesto como el día que naciste. Tan sólo tienes que reconectarte con él.
A continuación mencionamos algunas formas simples para obtener eso:
+ Habla con alguien responsable: Encuentra a alguien con quien puedas exteriorizar tus sentimientos. Mientras más honesto seas al reconocerlos, más fácil será sentir el poder y la luz del Yo profundo. Acuérdate de esa conversación o de esa persona cuando necesites sentir del poder del Yo profundo o cuando sientas alguna duda.
+ Haz algo bueno, honesto o justo: Poniendo en práctica los valores de los que esta conformado nuestro Yo profundo, nos ponemos en armonía con quienes somos nosotros realmente.
+ Hacer ejercicios: Algunas veces hacer ejercicios arduamente puede silenciar la mente lo suficiente para que puedas escuchar la voz del YO profundo de nuevo.
+ Meditar: Nos trae de nuevo a la paz interior y al poder del YO profundo.
+ Trata de estar en la naturaleza: No importa donde vivas, casi siempre hay un parque cerca. Mira los árboles, el cielo, la tierra; siéntelos; respira esa energía. Recuerda que el poder y la belleza de la naturaleza son tuyos.
+ Busca a Dios: Para muchas personas el orar los conecta con su YO profundo.
+ Tómate un tiempo para repetirte a ti mismo:
- “No importa lo que pase, la bondad de tu interior no puede ser destruida”
- “No importa lo que hayas hecho, la bondad de tu Yo profundo es para siempre”