Jesús acoge a todos |
Hoy fui nuevamente al Penal a apoyar,
como animador, en el Taller de Conciencia y Sanación Emocional. Pasé un
buen momento con mi Grupo, el Grupo 3 que hoy se unió al Grupo 6.
Ciertamente yo aprendo mucho del
testimonio de mis hermanos, me siento fortalecido por sus vidas que se entregan
al cambio, cosa que muchas veces, a los que estamos en la calle, nos es difícil
vivir.
Hoy nos tocó hablar del AUTOPERDÓN, el
cual es necesario asumir para continuar con un proceso de auténtica sanación.
El auto perdón comprende el reconocer que hicimos mal, aceptar la
responsabilidad por lo hecho, pedir perdón a los afectados, sentir compasión
por uno mismo y reparar el daño hecho. Pasos sumamente difíciles, sobre
todo si se ha vivido en un ambiente sin valores.
Después fuimos a la Lata con la Hna.
María y un Colaborador para invitar a los recién llegados a los Talleres
diversos que se dan en Capellanía a fin de que, mientras estén en el Penal, puedan
ocupar sanamente su tiempo.
Lo cierto es que cuando entramos a la
lata, de inmediato, de entre los cerca de 27 detenidos que habían, uno se me
acercó y me dijo "Profe se acuerda de mi...", y vi un jovencito (no
creo que tenga más de 25 años) con un rostro entre asustado e inocente que de
alguna manera se alegraba de verme, o al menos se sentía de alguna manera en
cierta confianza mezclada con esperanza. Lamentablemente no lo recordaba,
pero de inmediato sentí una inmensa pena (porque está aquí) y a la vez alegría
(por verlo), y se lo dije... Me bastó saber que había estudiado en el colegio
para sentirlo parte de mi, de mi familia... Me agaché hacia él, le acerqué mi
agenda y le pedí que anotara su nombre y su Promo, y le pedí que me buscara el
siguiente martes para hablar... No sé si irá, no lo sé, pero al menos espero
que sepa que aquí estaré para seguir acompañándolo, para acogerlo y hacerle
sentir que para mi es muy valioso, que lo aprecio más allá de sus actos... como
lo haría Jesús... Uno de sus compañeros de infortunio me dijo que si él podía
también anotarse, pero le dije que en realidad estábamos ahí por todos
ellos.
Señor Jesús, un ex alumno más en el
Penal, un joven que tuve en las aulas y a quien no pude ayudar, a quien no pude
entender o percibir las señales de su caída. Quiero hacer algo por él, pero
solo no puedo, necesito organizar a los otros ex alumnos, a los que están bien
o medianamente bien, para que sean ellos quienes se solidaricen con sus
hermanos...