Conocí a la Hna. Ana Marzolo el 2008. Fue a raíz de que uno de mis ex alumnos cayó en prisión, en el Penal de Lurigancho. Había sido tutor de ese joven y sus compañeros me dijeron para ir a visitarlo un día domingo; accedí a hacerlo, pero la verdad que quedé muy desanimado de volver debido a que para ingresar al Penal demoré cerca de 5 horas por la larga cola que había; y todo fue solo para entrar y verlo unos minutos (cerca de 30') pues teníamos que salir rápido por la cola que igualmente era larga (esta vez demoré solo 3 horas).
Lo cierto es que después, cuando volvimos a comunicarnos le dije que averiguara si había un servicio pastoral de la Iglesia Católica en el Penal, y que si había se acercara a él. A los pocos días me llamó y me dijo que había conocido a una Hna. (Era la Hna. Ana) y que tenía su teléfono para que la llamara. No recuerdo si de inmediato o a los días, pero llamé a la Hna. Ana y le dije que me gustaría hablar con ella para ver el caso de mi ex alumno y fue así que me citó en su casa para dialogar (que en ese entonces quedaba a la altura del paradero 12 de Las Flores en S.J.L.).
Llegó por fin el día indicado y desde los Cerros de José Gálvez (en los que me encontraba por esos días apoyando un servicio pastoral de los laicos carmelitas de la Antigua Observancia) me trasladé a los cerros de San Juan de Lurigancho. Llegué a su casa y me entrevisté con ella; me contó muchas cosas que ahora escapan a mi memoria, pero que quedaron en mi interior y fueron como detonantes para interesarme en esta pastoral, aunque debo admitir que mi única preocupación era por mi ex alumno. La Gracia de Dios permitió que se arreglara mi horario en el colegio y un 01 de julio (mes de María de Nazaret del Monte Carmelo, mi Madre y mi Patrona) pude ingresar al Penal, pero esta vez en menos de 10', cosa que me asombró (es que para eso ya me habían tramitado un permiso, pero aún con todo me llamó la atención la rapidez del ingreso) y empecé participando en el Taller de Conciencia y Sanación Emocional que dirige la Hna. Ana y que busca que los participantes redescubran su poder interior, sabiduría, amor, compasión, creatividad, que son el sello de Dios en cada persona, en cada ser humano. Debo decir que a mí me ha ayudado mucho ese taller y sigue ayudándome sobre todo por el testimonio de los internos en muchos de los cuales veo profundos y verdaderos cambios que ya quisiera yo tener.
Desde aquel 01 de julio ya no he dejado de ir. He quedado prendado de esta pastoral y pienso dedicarle mi vida y mi tiempo (que por el momento es limitado por mi trabajo) hasta que el Señor Jesús lo permita. A él le pido que me ayude a hacer algo bueno por esos hermanos que tanto lo necesitan.
A continuación les presento dos pequeños videos que muestran el trabajo de la Hna. Ana en el Penal de Lurigancho y el trabajo de muchos otros agentes pastorales que dan su vida por ayudar a estos nuestros "hermanos más pequeños" a ser mejores personas.
Sirvan estos videos para motivar a una opción por Jesús y su pueblo cautivo.